Solo hace unos días que ha terminado un largo viaje, aunque no estoy seguro de si Vengadores: Endgame supone un final en sí mismo o es un nuevo principio (hay que recordar que desde ahora Disney cuenta entre sus filas con los 4 Fantásticos o los Mutantes de la Patrulla X, por ejemplo). Ha sido una travesía apasionante, en la que hemos visto en la gran pantalla a algunos de esos dioses modernos que tanto nos han regalado a muchos de nosotros. Supongo que en las próximas echaremos de menos a algunos de estos personajes que nos acompañan desde la infancia, pero ¡oye! Son cómics, ¿verdad? Cualquier cosa puede llegar a pasar y, seguro, habrá otros que nos apasionarán de igual modo.
Nunca he sido un gran friki de nada (aunque, ojo, puede que haya quien piense que sí). Considero que jamás he llegado al grado de pasión necesario para considerarme como tal. Puede que en la adolescencia estuviese muy cerca de serlo con Dragon Ball (Bola de Dragón para mí desde siempre), pero cuando veo lo que son capaces de hacer los verdaderos aficionados... me remito a mi creencia de que nunca he sido un gran friki de nada en especial. Supongo que aficionado de todo, friki de nada. Tampoco tuve a mi alrededor demasiadas personas en mi vida diaria que me empujasen hacia algún elemento de ocio en concreto, por lo que soy un aprendiz de todo en el mundo de la frikería. Puede que los superhéroes de Marvel sean uno de esos elementos que me llamaron desde siempre y que me hicieron un poco como soy.
Fijaos, de pequeño me encantaba ir al médico (sí, niño raro desde siempre). Aún recuerdo que se vendían en un ambulatorio (creo que era en Zarzaquemada, en Leganés), unos paquetitos en los que venían tres cómics en grapa (supongo que un tanto pasados de fecha) de los supertipos de la Marvel (creo que era Norma quien los publicaba entonces, hablo de los 80). Todavía recuerdo la primera vez que leí un tebeo (entonces lo de cómic o novela gráfica era aún un invento que no había llegado a mis oídos) del Capitán América. Uno en el que se adentraba en el castillo de Cráneo Rojo... no recuerdo mucho de lo que ocurría en ese cómic, pero sí el valor y la decisión de un hombre solo (sí, con poderes y demás, pero solo) adentrándose en la guarida del malvado... quizás esa lectura, puede que una de las primeras de superhéroes (si no contamos a Super López), hiciese que Steve Rogers fuese mi héroe favorito desde entonces. Después recuerdo haberme topado con la Patrulla X, con Alpha Flight, con personajes algo menos atractivos también... y mi pasión por un mundo que nunca hollé del todo, pero que me ha acompañado desde siempre.
Me gustan los cómics y los personajes que los pueblan. Puede que sepa algo más de ellos de lo que la media es capaz de saber o de recordar. No soy un experto, ni mucho menos, pero sí alguien que ha tenido que soportar miradas de superioridad, de incredulidad o de simple burla por ser lector de tebeos de todo tipo. A mí siempre me han importado poco, pero ahí estaban. Nunca me ha dado vergüenza decir que me gustaba leer cómics, o que era un apasionado de la Fantasía, que veía dibujos animados tan contento como el que más o alguna de esas otras cosas que he hecho (y sigo haciendo). Nunca he sido, no obstante, de la pandilla, del mundo del friki. He sido siempre un personaje apartado de uno y otro lados.
Y aquí estoy, tan raro como siempre, unos años después. Igual de lejos, igual de cerca... pero con una veintena de películas que me hacen más fuerte, más feliz, más completo. Sí, esto es un negocio, por supuesto. Y Disney es una máquina de hacer dinero. Y hay cosas que no me gustan. Pero, ay, amigos, me han dado tanto en estos 10 años...
Sí, puede que no sea tan fan, tan friki o tan entendido como muchos otros, pero una vez has formado parte de los Vengadores una vez, lo eres para siempre. Y yo, acogido o no en las comunidades frikeriles, me siento un Vengador más.
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